El 29 de septiembre de 2006, los habitantes de Khairlanji, en el estado de Maharashtra, en la India, decidieron hacer justicia: restaurar el orden, poner las cosas en su sitio, donde quiere la tradición, vengar el agravio que suponía la presencia de la familia Bhotmange, decidieron limpiar el pueblo. Sin duda, Surekha Bhotmange tenía derecho a comprar un terreno y vivir allí con su familia, pero no se trataba de la ley, sino de la justicia.
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