Incluso sin ser Roma o Bizancio, será difícil negar que en nuestro país las cosas no funcionan y puede que jamás lo hayan hecho, dando lugar a una tragedia que ocupa el vacío de la historia. Cuando cayeron los grandes imperios, tenían el recuerdo de lo que fueron. ¿Qué tendremos en el futuro para alimentar la añoranza?
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