Para mi madre, feminista avant la lettre (en una combinación muy casera de la igualdad y la diferencia) siempre estuvo fuera de duda que yo debía asistir a una escuela mixta. Allí reforzaría en la práctica la igualdad entre mujeres y hombres y me formaría en la consigna de la amistad entre iguales. Lo de la diferencia tenía un lado positivo: una mujer tenía que estar más preparada y formada que un hombre, porque el entorno era más hostil. Pero la diferencia también tenía que ver con la institucionalización del prejuicio: por naturaleza, las mujeres eran chismosas, envidiosas, inseguras, manipuladoras y, en última instancia… había ciertas cosas para las que no estaban hechas.
Suscripción plus
Este artículo está disponible sólo para suscriptores
Si ya tienes una suscripción puedes iniciar sesión.
Después de iniciar sesión puedes refrescar la página presionado el siguiente botón.
Suscríbete

Suscripción plus
(impresa y digital)
1 año por $ 799 MXN
Entrega de la edición impresa*
Lectura de la versión impresa en línea
Acceso ilimitado al archivo
Contenidos especiales
*Para envíos internacionales aplica un cargo extra, la tarifa se actualizará al seleccionar la dirección de envío

Suscripción digital
1 año por $ 399 MXN
Lectura de la versión impresa en línea
Acceso ilimitado al archivo
Contenidos especiales
¿Eres suscriptor de la revista y aún no tienes tu nuevo registro?
Para obtenerlo, sólo tienes que validar tus datos o escribe a [email protected].