Apenas quedan las señales se llama el libro que Álvaro Ruiz Abreu dará a las editoriales este año. Es una trenza de memorias que mezcla la evocación del pueblo virgen de su infancia con la indagación de la fantasía nacional que fue quedando impresa en mural líquido de la historia del cine mexicano. Aquí un pasaje de cómo el cine, llamado del futuro, se instaló en un pueblo de arena llamado El Porvenir, que corresponde a un lugar real: Sánchez Magallanes, Tabasco.
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