Una marca, no encontramos mejor analogía. Detrás de la tasa de homicidios nacional en México, 25 homicidios por cada 100 mil habitantes en 2011, hay una varianza brutal. Brutal por las diferencias, pero sobre todo por sus implicaciones: hay zonas del país en las que ser hombre, joven y con poca escolaridad es eso, una marca, un augurio de las peores cosas. El extremo de todas: morir asesinado.
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