El SNI, que paga sobresueldos a 15 mil estudiosos del más alto nivel, parece un mundo aparte, ajeno a los problemas nacionales. Un mal de origen, dice Fátima Fernández Christlieb, que conviene revisar
Entre los académicos de tiempo completo y en los institutos que se dedican a la investigación en México las siglas del SNI son plenamente identificables. Fuera de esos ámbitos, algo conocen los funcionarios públicos relacionados con el sector de la ciencia y muy poco sabe de ello la sociedad. Por la trascendencia que podría llegar a tener el Sistema Nacional de Investigadores conviene, ahora que está por cumplir 25 años de existencia, revisarlo y solicitar a sus miembros y a sus posibles beneficiarios propuestas viables para darle mayor congruencia.
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